*Por Iván Buffone, líder de innovación estratégica de GDFE
En mayo de 2025, más de 3.000 personas nos reunimos en Fortaleza (Brasil) para el 13° Congreso GIFE que se encontraba guiado bajo una propuesta: desconcentrar poder, conocimiento y riqueza. Durante tres días, se discutieron los límites y posibilidades de la filantropía y la inversión social privada (ISP) en un contexto regional profundamente desigual y polarizado.
Una provocadora pregunta atravesó muchas conversaciones del Congreso: ¿Por qué, incluso donde abunda el capital filantrópico, la desigualdad no deja de crecer?
En América Latina, los segmentos de mayores ingresos concentran aproximadamente tres cuartas partes de la riqueza total, según datos del Banco Mundial y la CEPAL. Este nivel de concentración no solo refleja los desafíos estructurales de la región, sino también el enorme potencial que tiene el capital privado para liderar transformaciones sociales.
A la pregunta de cómo distribuir mejor los recursos, debemos sumar otra igual de relevante: ¿cómo movilizar de forma estratégica el capital económico, social e intelectual disponible —en particular el de actores empresariales y filantrópicos— para ampliar oportunidades y contribuir a una sociedad más justa, inclusiva y sostenible?
La filantropía y la inversión social privada pueden ser una palanca poderosa en este proceso, siempre que asuman un compromiso activo con la solución de los grandes desafíos sociales de nuestra época..
Ocho claves para el futuro de la inversión social privada en América Latina
“Si no somos capaces de imaginar otros futuros, seguiremos administrando la desigualdad.”— Congreso GIFE 2025, panel sobre Imaginarios y Futuro
En Argentina, experiencias como la Mesa de Educación impulsada por el GDFE, con proyectos concretos en San Juan y Río Negro, o el Laboratorio Público-Privado impulsado por el GDFE y RIL, muestran cómo la articulación entre empresas, organizaciones sociales y el Estado puede generar soluciones colectivas frente a desafíos estructurales como la mejora de la educación en contextos de alta vulnerabilidad, la formación para el empleo o el fortalecimiento de la sociedad civil.
La necesidad de impulsar un cambio sistémico
A lo largo del Congreso, hubo consenso en que los esfuerzos aislados o los programas bien intencionados ya no alcanzan. La ISP debe enfocarse en modificar las condiciones estructurales que perpetúan la exclusión, lo que implica dejar de actuar solamente sobre los síntomas e intervenir sobre las causas.
Esto incluye, también, amplificar las voces de los territorios. Las soluciones muchas veces ya existen en las comunidades. La filantropía debe dejar de imponer respuestas, y comenzar a financiar capacidades locales.
El Congreso GIFE 2025 dejó una certeza: la filantropía y la inversión social privada en América Latina tienen una oportunidad para redefinir su rol. Se trata de animarse a contribuir activamente a resolver los grandes desafíos de nuestra época.
Para lograrlo, será necesario revisar prácticas, abandonar ciertas zonas de confort y construir, colectivamente, una nueva narrativa que convoque a más actores, con mayor ambición transformadora.
La acción colectiva no es solo un desafío, es la única forma posible.